La adaptación a la escuela infantil

Los comienzos suelen ser difíciles para todos pero cuando hablamos de una edad tan temprana como es de la de los niños y niñas de 0 a 3 años es fundamental que le dediquemos todo nuestro cariño y atención.

La incorporación al Centro Infantil requiere un periodo de adaptación. Entendemos por periodo de adaptación el proceso de transición mediante el cual el bebé o el niño sale del entorno familiar en el que se encuentra seguro y protegido a un medio desconocido. Este cambio supone que deja de ser “único” para ser “uno más” y se empieza a desenvolver en un espacio en el que comparte actividades con otros niños.

Este proceso es gradual y diferente en cada niño y en cada niña, por lo que es fundamental que reciba la atención y el afecto necesario para que se vaya integrando en la dinámica diaria y vaya desarrollando las habilidades necesarias que le servirán de base para aprendizajes futuros.

Cuestiones a tener en cuenta durante el periodo de adaptación

  • Los sentimientos más frecuentes en los niños pequeños son el miedo y el abandono, lo que puede traducirse en llanto, alteraciones en el sueño y en la comida, rabietas, etc.
  • El niño no entiende por qué los padres le dejan allí y no saben si los padres volverán o cuándo lo harán ya que no tiene noción del tiempo.
  • A medida que pasan los días aprenderá a que ir a la Escuela Infantil forma parte de su rutina, lo que no impedirá que siga mostrando su rechazo a través del llanto.
  • De modo progresivo, se tranquilizará y aprenderá que los padres vuelven a recogerle.
  • Al principio, los lunes o la vuelta de vacaciones puede suponer cierta regresión en su comportamiento.
  • Durante esta fase de adaptación, en el aula podemos encontrar niños que lloran, otros que ni se relacionan ni participan, niños que se aferran a algún peluche o juguete que se traen de su casa, niños que buscan el contacto constante con la educadora, etc.
  • Lo habitual es que durante el período de adaptación los niños recurran al llanto cuando los padres les dejan. En este punto, algunos se tranquilizan enseguida y dejan de llorar apenas han pasado unos minutos y otros tardan más o lloran de forma intermitente.
  • También puede ocurrir que el niño se quede tranquilo y no llore los primeros días, y pasadas unas semanas recurra a las rabietas y al llanto tanto cuando entra en el Centro como durante las primeras horas del día.

La capacidad que tienen los niños para integrarse a un nuevo entorno depende de su forma de ser y de su madurez social y emocional. Por eso se debe respetar el tiempo de adaptación de un modo individual atendiendo a las necesidades de cada uno.

Pautas para mejorar el periodo de adaptación

Meses previos

  • En el caso de los bebés de 0 a 12 meses conviene ir incorporando ciertos cambios de cara a la nueva situación en cuestiones tan importantes como la lactancia materna, dormirles y tenerles en brazos durante periodos prolongados, etc.
  • Puede ayudar que los meses previos a la incorporación, se deje a los niños en compañía de otras personas que no sean los padres (ratos pequeños) para que se acostumbren a que hay momentos en los que no están presentes.
  • Si la edad lo requiere, contarles que van a ir a un sitio donde van a conocer a otros niños y van a jugar con ellos.

Comienzo en la Escuela

  • A la llegada al Centro Infantil, conviene que la despedida sea afectuosa y cálida pero hay que intentar que sea breve, animándole a que se quede con su educadora y con sus compañeros.
  • También es fundamental transmitirle seguridad y confianza, evitando en la medida de lo posible, mostrar ansiedad o preocupación delante de él.
  • Es importante que durante la adaptación puedan ir a buscarle el padre o la madre, ya que eso le va a reconfortar. Y si no es así que sea la misma persona la encargada de ello.
  • Una vez que se ha fijado un horario es bueno mantenerlo, para que el niño asocie cuándo acaba su jornada y cuándo vienen a buscarle (antes de comer, después de comer o de merendar, etc), ya que los cambios le pueden desestabilizar.
  • Es conveniente mostrarse firme y no ceder al llanto cuando se niegue a ir a la Escuela, ya que esto supondría una regresión.
  • Si les ayuda llevarse un objeto de casa (peluche, muñeco, etc) se le puede dejar porque le transmitirá seguridad al principio, si bien es importante que una vez superado el periodo de adaptación prescinda de él.

No olvidar que:

  • Hay que aceptar que esta “separación” ayuda a mantener el equilibrio en el día a día de adultos y niños. Por un lado va a ayudar al niño en su maduración y a los padres a retomar su actividad profesional.
  • Los padres contemplan como sus hijos comienzan dar los primeros pasos en la vida social y establecen otros lazos afectivos.
  • La familia y la Escuela deben trabajar paralelamente para que la adquisición de pequeñas habilidades y nuevos aprendizajes se lleve a cabo satisfactoriamente, priorizando siempre que el niño se sienta querido y apoyado.
  • Es importante que los padres transmitan seguridad y confianza a sus hijos, ya que a estas edades tan tempranas les ayuda a su equilibrio emocional.

El cariño y el afecto son los pilares sobre los que se sustenta nuestro trabajo y el desarrollo de nuestros niños y niñas pero no olvidéis que vuestra figura como padres y madres es insustituible.

Lola de Travesedo
Psicóloga Infantil

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