Los celos en la infancia

Los celos son una emoción que expresa miedo, inseguridad y tristeza. En la infancia pueden aparecer como parte del desarrollo socioafectivo. Cuando existe una buena relación entre los padres y los hijos y los pequeños sienten que hay un vínculo seguro, es menos probable la aparición de los celos y si se llegan a producir es más fácil que desaparezcan de modo espontáneo.

Qué provoca celos en los niños

  • La sensación de pérdida (de protagonismo, de afecto, de obtención de algún beneficio, etc)
  • Cuando el niño se siente inseguro, amenazado o menos importante para los demás.
  • Cuando cree que ha perdido el afecto de los padres y que éstos quieren más a otro, como en el caso de la llegada de un hermanito.

Cómo saber que un niño tiene celos

  • Cuando el niño llora por todo sin motivo alguno.
  • Si recurre a las rabietas con más frecuencia.
  • Cuando se muestra agresivo de forma injustificada.
  • Si recurre a determinadas conductas para llamar la atención.
  • Cuando aparecen regresiones en algunos aprendizajes (deja de controlar esfínteres, pide ayuda para comer, realiza gestos inmaduros como chuparse el dedo, etc.)
  • Si se producen alteraciones en el sueño y en los hábitos de alimentación.
  • Si desobedece y echa la culpa a los demás de sus errores.

Cómo tratar los celos en la infancia

Cuando hablamos de niños de 0 a 3 años, el origen más común de los celos suele ser la llegada de un hermanito. Es importante mencionar que no es “el hermanito” por si mismo el que provoca los celos, sino la “conducta” de los padres y de las personas más cercanas. Por ello es importante tener en cuenta las siguientes indicaciones:

  • Mantener las rutinas en la medida de lo posible. Es importante que tenga los mismos horarios de guardería, que le vaya a buscar el padre o la madre o la persona que lo hacía antes del nacimiento del bebé (siempre que sea posible).
  • Evitar introducir cambios que coincidan en el tiempo con la llegada del hermanito (cambiar de habitación, pasar de la cuna a la cama, quitar el chupete, quitar el pañal).
  • Mostrar afecto al bebé y enseñarle a que él lo haga, diciéndole que es su hermano y que todos le quieren mucho igual que a él.
  • Hacerle participe de la vida del bebé, permitiéndole que ayude en tareas sencillas.
  • Propiciar que siga teniendo sus momentos de exclusividad tanto con el padre como con la madre.
  • Intentar compartir con él juegos y actividades que le gusten y le diviertan.
  • Explicarle que el bebé no sabe hacer muchas cosas y que hay que enseñarle y ayudarle.
  • Cuidar mucho cuando se utiliza la frase: “tú ya eres muy mayor”, si eso supone una pérdida de atención o privilegios.
  • Permitirle estar cerca de la madre cuando ésta está le está dando el pecho al bebé.

En general, se trata de actuar con la mayor naturalidad posible, pues la llegada de otro hijo supone un cambio para toda la familia y tan malo es manifestar un exceso de sobreprotección hacia el niño ya que esto sólo incrementaría y reforzaría sus llamadas de atención y sus comportamientos negativos, como relegarle a un segundo término como consecuencia de estar sobrepasados por la acumulación de tareas.

Por todo ello, hay que intentar normalizar y actuar adecuadamente para evitar que los celos aparezcan y, si lo hacen, poner en marcha las sugerencias anteriores para que desaparezcan con prontitud.

Sentir que hay un vínculo fuerte con los padres y los seres queridos es la mejor prevención.

 

Lola de Travesedo

Psicóloga Infantil CIUDAD JARDÍN

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