Qué hacemos con el chupete

Los niños desde que nacen hasta aproximadamente los 3 años tienen la necesidad natural de succionar. Unos lo hacen con el pecho de la madre, con el biberón, otros con el dedo o con el chupete.

Succionar no tiene una mera función alimenticia, también ayuda al bebé y al niño a calmarse y a sentir sosiego cuando no tiene otras herramientas para hacerlo.

El propio desarrollo va propiciando que la succión desaparezca de modo progresivo, debido principalmente a la finalización de la lactancia materna, la aparición de los primeros dientes y los cambios en su alimentación.

En este sentido, hay niños que necesitan succionar durante más tiempo y otros menos.

El problema no es tanto el chupete sino “la forma de usarlo”: puede ser que el niño utilice el chupete en momentos determinados como por ejemplo para conciliar el sueño, cuando está enfermo o tiene molestias, cuando está nervioso o inquieto por alguna circunstancia externa, etc. O puede ser que, lo utilice de forma continua e insistente, que no pueda prescindir del chupete, que tenga que tenerlo cerca o llevarlo siempre con él, etc.

Además de la “forma de utilizar el chupete” hay que tener en cuenta la edad de los peques y la importancia en cada etapa evolutiva.

0 a 12 meses

La necesidad de “succión” del bebé es más intensa durante los primeros meses de vida pudiendo llegar a prolongarse durante un período más largo. Por ello, el chupete es un objeto que tranquiliza y calma a los bebés. Un bebé que toma pecho puede no aceptar el chupete, sobre todo durante los primeros meses, en los que la lactancia materna es más frecuente.

¿Por qué se introduce el uso del chupete?

  • Regular el horario de alimentación y sueño
  • Disminuir el llanto
  • Como consuelo cuando el bebé tiene molestias
  • Para tranquilizarle
  • Para evitar que se chupe los dedos

12 a 24 meses

A partir de los 12 meses, la necesidad de succión suele ir disminuyendo. Por un lado ya se ha iniciado la dentición y como consecuencia de ello su alimentación es más variada y no se limita sólo a la lactancia o los biberones.

Por otro lado, cada vez es mayor su capacidad de autonomía y de interactuar con el entorno explorando, desplazándose por el mismo e iniciándose en juegos más complejos. También comienza a comunicarse utilizando palabras aisladas y pequeñas frases que se corresponden con un lenguaje verbal básico.

¿Cuándo se puede utilizar el chupete?

  • Para conciliar el sueño
  • Cuando el niño o la niña están cansados o incómodos
  • Cuando están enfermos
  • Para tranquilizarles en alguna situación puntual.

2 a 3 años

Entre los 2 y 3 años de edad, los cambios que se producen en todos las áreas del desarrollo son importantes tanto a nivel cualitativo como cuantitativo, haciendo posible que de modo progresivo vayamos viendo como ese bebé grande ya se está convirtiendo en una pequeña personita.

Durante esta etapa la alimentación es mucho más variada y cada vez se parece más a la de los adultos, por lo que todo lo que lleva consigo succión (biberones, chupete) ya tiene que ir desapareciendo.

Por otro lado, su capacidad para interactuar con el entorno, realizar actividades y juegos más complejos, y sobre todo su desarrollo lingüístico evolucionan muy significativamente, por lo que el uso del chupete puede dificultad la articulación y la expresión verbal.

Por todo ello, el uso del chupete debe ser excepcional y puntual, siendo importante que desaparezca lo antes posible.

¿Cuándo es el momento de quitar el chupete?

  • A partir del año y medio hay que ir limitando progresivamente su uso.
  • A los dos años, utilizarlo sólo en situaciones muy concretas y especiales.
  • A los tres años, ya no debe haber chupete.

Consejos prácticos para la retirada del chupete

  1. Es conveniente aprovechar un momento en el que se pueda dedicar tiempo y en el que no vayan a producirse cambios importantes para el niño o la niña.
  2. Elegir un lugar para el chupete que no sea accesible, para que el niño tenga que pedirlo y no lo tenga permanentemente a su alcance.
  3. Intentar sustituirlo por un juguete, muñeco, objeto, etc que le sirva de consuelo.
  4. Observar los momentos en los que el niño o la niña piden el chupete para anticiparse y distraerle procurando que desvíe su atención.
  5. Es muy importante que tras el abandono del chupete, aunque el niño vuelva a pedirlo, no se le permita volver a utilizarlo. Hay que mantenerse firme y no ceder.
  6. Hay que procurar que el niño (siempre que su edad lo permita) participe en la decisión de abandonar el chupete, eligiendo entre algunas posibilidades como: tirarlo él mismo a la basura, dejarlo para que se lo lleven los Reyes Magos, dejarlo en casa de algún familiar que tenga bebés, etc.
  7. Siempre premiar y aplaudir al niño su gran logro.

 

Lola de Travesedo

Psicóloga Infantil CIUDAD JARDÍN

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