Rabietas infantiles: pautas a seguir para saber cómo tratarlas
¿Qué son las rabietas infantiles?
Las rabietas forman parte del desarrollo infantil y es la forma que tienen los
niños pequeños de mostrar su malestar o su frustración, ya que a edades tan
tempranas no pueden expresar con palabras sus sentimientos, sus necesidades
o sus deseos. Conforme van evolucionando sus habilidades lingüísticas, las
rabietas tienden a disminuir.
Se manifiestan con llantos, quejidos, chillidos, patadas, golpes e incluso en
algunos casos los niños pueden llegar a aguantarse la respiración.
Cuándo aparecen
Entre los 1 y 3 años de edad.
Por qué se produce una rabieta
- Necesidades básicas : las rabietas suelen aparecer cuando los niños están
cansados, tienen hambre, sueño, se sienten incómodos, etc. - Cuando no se llevan a cabo los planes o expectativas que tiene (ir al
parque, ir a jugar, quedarse en casa, etc) - Cuando no consiguen lo que desean
- Cuando se les niega algo o se les lleva la contraria
- Para reclamar y llamar la atención de los adultos
Prevenir las rabietas
Intentar anticiparse a aquellas situaciones que las desencadenan.
Pautas para afrontar las rabietas
- Lo más importante es mantener la calma frente a las rabietas y si quiere
ayudar a su hijo que se tranquilice, los padres tienen que intentar
calmarse. - Deben manejarse de forma distinta en función de cuál sea la causa que
ha alterado a su hijo. - Ante necesidades básicas: lo mejor es que si tiene sueño duerma un
poco, si tiene hambre se le de un tentempié, etc. - Si la rabieta ocurre porque no puede conseguir lo que quiere:
- Distraerle con otra cosa.
- Cambiar de ambiente o de lugar siempre que sea posible
- Cambiar de actividad
- Dependiendo de la edad, dejarle en su habitación (durante un breve
periodo de tiempo) y decirle que se tranquilice. - No prestarle atención y retirarle la mirada.
- Iniciar una nueva actividad que sustituya a la prohibida
- En aquellas situaciones que sea posible darle opción a elegir entre dos
cosas, animarle a que elija una de ellas. - Decir “no” ante ocasiones que entrañan peligro o son perjudiciales
para él o simplemente para establecer límites. - Evitar hacer “pactos” en situaciones que son innegociables.
- Premiarles y mostrarles nuestra alegría cuando abandonan la rabieta.
- Dedicar mucha atención y elogios cuando tiene conductas positivas.
Cómo ayudar a qué disminuyan las rabietas
Los padres somos modelo de conducta para nuestros hijos. Por ello es
importante controlar nuestros estados de ánimo y evitar reacciones de cólera,
para demostrarles que todo es más fácil si se aborda con tranquilidad.
Asimismo, el modo de actuación de los padres se tiene que ir adaptando al
crecimiento y desarrollo del niño. Entre los 2 y 3 años podemos utilizar más
recursos ya que su desarrollo cognitivo y lingüístico ha avanzado notablemente.
No olvidemos que lo importante que deben aprender es que las rabietas no
conducen a nada. Por ello, es fundamental demostrarles nuestra alegría y
satisfacción cuando hacen las cosas bien y hacerles saber que se les presta más
atención en estas ocasiones que cuando recurren a las rabietas.
Lola de Travesedo
Psicóloga infantil