Volver a empezar en “esta nueva realidad”
En las circunstancias actuales, las escuelas infantiles nos hemos tenido que reinventar para seguir ofreciendo a las familias apoyo y asistencia en un ciclo que es clave para el desarrollo de los niños y las niñas, porque no sólo cuidamos de los más pequeños para que se sientan como en casa, también educamos, estimulamos y contribuimos a que vayan adquiriendo progresivamente todos aquellos aprendizajes que sirven de sustento para su futuro desarrollo.
El primer ciclo de educación infantil es absolutamente imprescindible no solo porque incide en una de las fases del desarrollo más importante del ser humano, sino por su papel básico en la conciliación de las familias y la incorporación al trabajo de los padres y madres.
Debemos tener en cuenta que debido a los acontecimientos que estamos viviendo, en poco tiempo nuestros pequeños han tenido que adaptarse a situaciones para las que ni siquiera los adultos estábamos preparados.
La pandemia provocada por el coronavirus ha puesto patas arriba nuestras vidas. A los adultos nos está costando verdaderos esfuerzos sobrellevarlo, a pesar de que tenemos herramientas para gestionar las emociones y todos los cambios que se han ido produciendo en nuestro día a día. Pero ¿cómo lo pueden hacer los más pequeños?
La aventura de los primeros días de no ir a la Escuela Infantil y estar en casa duró poco. El cambio en sus rutinas y sus relaciones sociales, la tensión de los adultos preocupados por la enfermedad, por la situación económica y laboral y por hacer malabares para convertir la casa en escuela y oficina a la vez, ha pasado factura tanto a mayores como a pequeños. Los niños menores de 3 años todavía no han adquirido las habilidades necesarias para gestionar sus emociones. Por eso pueden aparecer durante estos últimos meses los miedos, las rabietas, alteraciones en la alimentación, las pesadillas, etc, entre otras formas de expresión del estrés.
Por todo ello, es fundamental volver, en la medida de lo posible, a restablecer esa normalidad que nos va a ayudar a todos a recuperar nuestro día a día. En este sentido, todo lo relacionado con los hábitos y las rutinas pueden considerarse como herramientas fundamentales.
Los hábitos y las rutinas forman una parte importante de la vida diaria de los adultos y también de los niños. Nos facilitan nuestro día a día ya que nos permiten automatizar acciones cotidianas y dejar espacio para los imprevistos o para cosas más importantes.
Los niños no nacen con hábitos establecidos, sino que los van desarrollando a medida que los repiten una y otra vez. Es la rutina familiar la que marca las actividades y el orden de las mismas, por eso no hay que olvidar que si introducimos buenos hábitos y rutinas en los horarios, en las comidas, en el sueño, en el aseo, etc, evitaremos muchos problemas en el establecimiento de límites y normas y además transmitiremos un sentimiento de seguridad a los pequeños.
Beneficios de los hábitos y rutinas durante los primeros años de vida:
- Proporcionan al niño una organización en su día a día y por consiguiente, en su vida.
- Facilitan el autocontrol y disminuyen la irritabilidad e impulsividad.
- Proporcionan seguridad al niño, al convertir su mundo en un lugar predecible con situaciones estables y conocidas.
- Funcionan como referente temporal (control del tiempo), ya que no tienen otro modo de medir el tiempo.
- Favorecen el aprendizaje en el presente y en el futuro.
- Las primeras rutinas adquiridas serán la base de hábitos futuros.
- Facilitan el aprendizaje del concepto de organización y planificación en etapas posteriores de su desarrollo.
Igualmente, no hay que olvidar que en situaciones excepcionales como las que estamos viviendo, también es importante saber “flexibilizar” y ayudar al niño a que se adapte a aquellas variaciones que puedan surgir.
Por ello, os animamos a que juntos retomemos la rutina que se ha interrumpido durante los últimos meses. Os aseguramos que todos saldremos ganando.
Lola de Travesedo
Psicóloga Infantil CIUDAD JARDIN